¿Qué actividad humana se
encuentra a gusto instalada en la era preindustrial y no quiere saber nada de
las máquinas?
En realidad, casi todos
los sectores productivos del mundo occidental están superando la revolución
industrial para entrar de lleno en el mundo digital. Se habla de incorporar la
información a los objetos para que éstos interactúen con las personas (Internet
de las cosas) y la economía de los países desarrollados empieza a pivotar
alrededor de la información, relegando la industria a un papel secundario. ¿Es
posible que en esta situación nos encontremos con un sector que, no sólo se
resiste a entrar en este formato, sino que ni siquiera se plantea en serio
industrializar sus procesos? Pues sí. Se trata, ni más ni menos, que del sector
de la construcción.
Aunque parezca mentira, la
construcción de viviendas, especialmente en nuestro país, es absolutamente
reacia a los procesos industriales y prefiere seguir anclada en la tradición de
los ladrillos, los muros de carga y las columnas estructurales cuyos
antecedentes se remontan a la era de Nabucodonosor. En el universo digital, la
construcción residencial sigue avanzando con llanas, cemento y ladrillos. La
imagen de las construcciones virtuales en 3D contrapuesta a la del señor con un
pañuelo de cuatro nudos. Bienvenidos al futuro.
Las viviendas
prefabricadas son una realidad con una larga tradición, especialmente en áreas
como los países nórdicos o EEUU. Las ventajas de este tipo de construcción son
muchas (rapidez, seguridad, confort, estética) aunque el precio todavía no es
una de ellas. Para que las viviendas prefabricadas sean competitivas respecto a
las tradicionales tendrían que gozar de una mayor demanda y de esta forma
bajarían los precios. El sentido de la propiedad, tan arraigado en el
inconsciente colectivo de este país, se cumple cuando se trata de una
construcción como las de antes, sólida, asentada en el suelo, tocho a tocho.
Los formatos prefabricados inspiran desconfianza. En realidad, sin motivo.
Existen muchas iniciativas
en este sentido. Algunas más afortunadas que otras y, aunque todas
chocan contra el sentir general, la sensación es la de que, con el tiempo, la
construcción industrial acabará imponiéndose. La ventaja más evidente es
el bajo tiempo de instalación de una nueva vivienda. La segunda gran ventaja es
la posibilidad de adaptar cada entrega a los gustos del cliente. Las viviendas
industrializadas son más ligeras y tan seguras y eficientes desde el punto de
vista energético como las que más.
Existen muchos y buenos
ejemplos de estas casas que ya han superado el cliché horrible de la casita de
madera y producen módulos de formatos y tamaños variados muy interesantes. En
nuestra revista hemos publicado en ocasiones buenos ejemplos de la gran
oportunidad que este formato significa. La producción con hormigones o
derivados es la que tiene más posibilidades en un país de clima templado como
el nuestro. Pero existen otros ejemplos y son, cada vez, más convincentes hasta
el punto de que empezamos a preguntarnos qué esperan las promotoras para
trabajar con estos formatos.
Estudio[baragaño] de Madrid ha creado un formato innovador de viviendas modulares con estructura de acero, fabricadas en una cadena de montaje, cuyo objetivo consiste en optimizar los recursos energéticos, materiales y humanos empleados en su construcción.
B-home se compone de distintos
módulos que permiten sistematizar el diseño en beneficio de la personalización
y la adaptación a varias tipologías de edificación. Una vivienda de alta
calidad, versátil y racional, con un plazo de entrega inferior a cuatro meses.
La vivienda cumple con las más
altas exigencias de eficiencia energética y niveles de calidad exigidos por el
Código Técnico de la Edificación. Cuenta con materiales y sistemas innovadores,
que contribuyen a ahorrar energía. En este contexto destacan las ventanas
practicables Soleal de Technal que aportan las prestaciones necesarias para
garantizar el máximo confort en el interior. Su versatilidad tanto en diseño –dispone
de tres acabados de hoja diferentes- como en prestaciones –ofrece módulos de
55, 65 y 75 mm-, hacen de esta carpintería de aluminio con rotura del puente
térmico una opción ideal para un proyecto de estas características.
La “B home” está entre las obras finalistas de la XIII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo. También ha sido merecedora de la primera mención en el Palmarés Architecture Aluminium Technal 2015, en la categoría “Habitar”.