Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

lunes, 28 de diciembre de 2015

Los diseños más feos de 2015, ¿Sobre gustos no hay nada escrito?

Diseños feos no es un recopilatorio de atentados a la dignidad estética, sino una selección absolutamente subjetiva de intentos fallidos, de errores y palos de ciego en un camino, siempre incierto, hacia la respuesta correcta a la sensibilidad de los consumidores. Nuestro más profundo respeto por todo lo que aparece en esta selección y sus autores, así como por las opiniones que no estén de acuerdo con lo seleccionado. Nada hay más opinable que aquello que apela a las emociones estéticas, y el diseño siempre tiene un pie en ellas y otro en la ingeniería... esa es su grandeza. Y su punto débil. 
¿Sobre gustos no hay nada escrito? Falso: aquí va este documento que lo acredita... Se aceptan sugerencias.

Un cruce indigesto entre Luis XV y el desierto de Sonora que ahora produce la empresa Woh&Co. ¡Que viva Zapata! 

Pelle & Ossa, piel y huesos en italiano, es el nombre de esta butaca decididamente anoréxica que propone la firma Opinion Ciatti con cierto mal gusto.

El Conde Drácula también tiene vida social y necesita un sofá para atender las visitas. Mejor vigilar el cuello.
Podríamos llamar Chestercake a esta cosa que confunde el diseño con la gastronomía. Que no lo vea Daviz Muñoz porque lo compra para DiverXo.


La empresa Bocadolobo necesitaba una joya en su catálogo y encargó el diseño de este contenedor en forma de Esmeralda que se llama... Emerald. Quién lo diría.


No sabemos qué había tomado ebanista inglés Edward Johnson el día que diseñó este mueble que produce mal rollo, pero no era un refresco.

¿Era necesario santificar a estos tres caballeros y ponerlos en un plato para regalárselo a la abuela? Hace falta mala leche, Andrea Maestri...

Se supone que el cabecero de esta cama de Koket es una referencia a la pasión, pero más bien parece el catre de Lucifer. Las patitas, los flecos y el acolchado le dan un aire a ataúd muy romántico. 


Nooo...! Johny es el nombre de este armario que ofrece como manilla un enorme pene de silicona, muy mal colocado como para poder decir que se trata de un mueble multiusos. Andrea Maestri es el sospechoso responsable de Johny.


El Ku kux klan te observa desde esta desagradable lamparita del inquietante Andrea Maestri. No sabemos si hay una versión en lila para Semana Santa. 

Una bañera negra que se desprende de un bloque de piedra en el que hay una veta de oro... No hay una metáfora más tonta del lujo que ésta de Maison Valentina.

La Bookcase de Modern Furniture es un artefacto destinado a dejar boquiabiertas a las visitas. Un buen jamón hace el mismo efecto y no es tan antiestético.

La Mandibutaca o Sillóndrilo da mucho miedo pero, como se puede ver hay gente para todo. Esto lo ha parido una firma que responde al nombre de Porky Hefer.

Repelente puf de Virginia Baker, homenaje a Habba el Jut, o similar.

Newton se llama esta consola en forma de secuencia ADN seccionada por un carnicero sin escrúpulos. Es una pesadilla cortesía de Bocadolobo.

El superpulpo luminoso se ha escapado de una atracción de feria ambulante para amenazar a los caballitos con sus tentáculos. Es de Virginia Baker.

Cappellini, empresa de diseño vanguardista de prosapia, también está expuesta a lanzar bodrietes como este butacón de cobre solo para valientes.


A la frialdad antipática del metacrilato con patas le ponemos un fondo de cojín de leopardo y el resultado es este despropósito que vende Portobello Street sin complejos.

Nos imaginamos al creador de este taburete una tarde en una pastelería aburrido con unos macarons y unos palillos jugando a los diseñadores... Lo presenta Portobello Street.


El polaco Niebiski, probablemente enamorado de ET, ha creado esta butaca estrábica y simpaticota para deleite de los amantes del bizarre.

Hay que sacar los platos con determinación, si no quieres que te coma la mano esta cómoda de Sebastián Errazuriz.

Un diseño de butaca que va de culo, literalmente. Es de la empresa polaca Wamhouse y sobran las palabras.

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