Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

lunes, 26 de agosto de 2013

¿Por qué la madera nos pone tan cachondos?

Cuando todo iba viento en popa, el mueble de madera -de abedul, arce y fresno hace años, de roble después- era el más elegante del cotarro. Era serio, natural y agradable. Luego con la crisis, se convirtió en la única opción comercial de los fabricantes para un público temeroso y reacio a rascarse el bolsillo. Si fuéramos expertos en finanzas podríamos decir que la madera es un valor refugio. ¿Qué tiene la madera que nos tranquiliza cuando la encontramos en nuestro entorno? Su uso en bares y restaurantes a la moda ha crecido en los últimos años hasta convertirse en material preferido por interioristas de todo el mundo. ¿Por qué nos pone tan cachondos la madera? Tengo una pista...

Hasta principios de octubre es posible visitar la magnífica colección de estampas japonesas o Ukiyo-e, realizadas con la técnica del grabado policromado de madera, que expone el Museo del Prado. Las estampas representan escenas cotidianas de la vida en Japón con la sutileza y elegancia propias del arte de ese país.
 
 
Imagen de la exposición Estampas japonesas en el Museo del Prado. Hasta el 06 de octubre

Llama la atención poderosamente el tratamiento singular que los artistas dan a los fondos y objetos vitales donde se desenvuelve la vida de las cortesanas, los guerreros descansando y los campesinos de la época. Son espacios característicos de otra cultura que, sin embargo,  se nos antojan extrañamente familiares, como si ya hubiéramos estado ahí. Escenarios apenas esbozados que recuerdan poderosamente aquellas estancias de la pintura holandesa del XVII, el humilde cuarto de Van Gogh o cualquier habitación restaurada de una masía de la actualidad. Y la madera siempre está presente en todos ellos con una materialidad que proviene de nuestro recuerdo más que de la habilidad del artista. Sabemos que el macetero es de madera porque lo hemos visto anteriromente.

La sencillez de estos espacios es su mayor virtud y, sin duda, el billete que les permite viajar a través del tiempo y mostrar la fugacidad de la vida humana en comparación con su propia longevidad. Qué poco han cambiado las cosas en unos siglos y cuánto hemos cambiado las personas. La luz que moldea las figuras desde alguna ventana que el artista suele situar en uno de los lados de la obra es la misma luz que nos saluda por la mañana en las viviendas de hoy, la que realmente da forma y sentido a los espacios habitables. La bendición de las sombras que los japoneses trabajan como el principal elemento decorativo de sus casas de papel de arroz, es parecida a la que matizan las persianas de nuestra residencia lejos de la ciudad.

 
Imagen extraída del catálogo ENERGÍA NATURAL BY JOAN LAO

Los objetos escasos y preciados que sostienen en sus manos guardan el mismo valor que los utensilios artesanos que descubrimos en un viaje o en un anticuario y que invitamos a formar parte de nuestra vida. El sol y las sombras acarician la superficie desgastada de estos objetos y apreciamos en ellos el pálpito de la autenticidad por encima de otros atributos. Rendimos homenaje a una visión relajada, lenta y respetuosa con los objetos creados por el hombre, para defendernos de un mundo industrializado que nos avasalla con su producción masiva de objetos. Acariciamos la madera a sabiendas de que es un bien escaso y preciado que hay que administrar con sabiduría, como el agua, como el aire puro. Lo mismo que hacemos con los metales, con el cuero, con tejidos de fibras que nos regala la Naturaleza. Desde que sabemos que el planeta y sus recursos no son infinitos, hemos recuperado la actitud humilde del invitado agradecido y procuramos movernos con cuidado para no agraviar a nuestro generoso anfitrión.

Los grabados japoneses nos hablan de otra época en la que estas convicciones sobre el respeto al entorno no suponían un esfuerzo mental o un hábito adquirido sino una consecuencia lógica del devenir de la vida. Por eso admiramos lo que nos muestran: un paisaje gestionado a base de madera que siempre hemos llevado dentro de nuestro corazón.

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