Como si la historia no sirviera
para tomar nota y aprender algo de ella, muchos fanáticos de los nuevos medios
digitales están convencidos de que el libro electrónico sustituirá al de papel.
No queremos desengañar a nadie pero esto, simplemente, no sucederá, de la misma
forma que la agenda electrónica o el smartphone no han sustituido a las
libretas. No sólo no han desaparecido, sino que una avispada compañía italiana
ha recuperado aquellas viejas libretas decimonónicas de tapas de piel y gomita
y está haciendo el agosto con una colección inabarcable que va de la agenda al
cuaderno de bocetos pasando por el recetario, la milimetrada, la de música y la
de acuarelas… No conviene despreciar el encanto de los objetos físicos y su
materialidad. Difícilmente se nos atrofiará el sentido del tacto, por mucho
universo virtual que nos echemos a la espalda.
La librería Random de la firma MDF Italia, un best seller en la tipología bibliotecas, posiblemente la librería más bella que podemos comprar en este momento si no tenemos problemas económicos
El libro siempre estará ahí, con
ese poder de evocación que desprenden las páginas de algo tan sencillo y, a la
vez, tan mágico como es el papel. Ningún fabricante de mobiliario se ha
planteado abandonar la tipología de librerías o sustituirla por una línea de
soporte para eBooks. La biblioteca en el salón o en la habitación de estudio es
algo connatural con nuestra forma de entender el hábitat, y la sucesión de
nuevos soportes audiovisuales ‒libros, vinilos, casettes, video, cd, dvd-
apenas ha modificado ligeramente las alturas de algunos estantes. En todo caso,
ha dinamizado estos muebles que pierden rigidez a favor de nuevas y
sorprendentes configuraciones.
El éxito de la Random ha inspirado hermanos menores como esta divertida versión suspendida llamada apropiadamente Randomito.
Otra cosa es que entremos en muchas
casas y descubramos que la presencia del libro es casi nula o meramente
testimonial, como objeto puramente decorativo. Y conste que he entrado en
muchas casas donde me sorprende la calidad de los muebles y la escasez de los
libros. Ese es un tema cultural que no tiene nada que ver con los libros
electrónicos sino con el analfabetismo funcional que define a aquellas personas
que saben leer pero no practican tal habilidad. Una suerte de celibato mental
absurdo que propone la nueva religión de la incultura galopante; con muchos
adeptos, por cierto. Las casas sin libros deberían llevar orejas de burro en
vez de chimeneas.
En efecto, la Wave de MDF Italia es una librería tan esencial como bella. Ahora solo falta echarle algunos libros, por favor.
El libro ha sido y seguirá siendo
un objeto de pasión, y como tal su futuro está más que asegurado. Probablemente
la tendencia se desplazará hacia libros de mayor calidad editorial y gráfica y,
tal vez, el formato bolsillo se vea desplazado por los lectores electrónicos.
Pues, vale. Pero ahí seguirán. No se puede olvidar que, además de ilusión,
historias, conocimientos, sueños, poesía y literatura, los libros son objetos
decorativos. No vamos a rebajar el cariño que les tenemos por eso. Si, además
de listos, son guapos, pues tanto mejor para todos.
Los responsables editoriales
creen que el futuro del libro pasa por ediciones especialmente cuidadas, de
alto nivel técnico y gráfico, con papel capaz de soportar años sin amarillear y
encuadernaciones atractivas. Libros que se convierten en objetos maravillosos y
caros como son las porcelanas o el cristal de calidad. Libros que pasan de
padres a hijos con orgullo de coleccionista. Los puristas de la literatura
deben abominar de esta cosificación del libro pero, en definitiva, quién no ha
sentido la magia de abrir una libro, aspirar el olor a papel impreso, a guardas
encoladas, a la promesa de horas felices viajando por mundo lejanos. Un lector
vive mil vidas antes de morir. El que no lee, sólo vive una. ¿Cómo no van a
convertirse en objetos de culto?
¿Se nota que nos gusta todo lo que hace MDF Italia?