Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

viernes, 5 de abril de 2013

Con licencia para rehabilitar

El gobierno ha aprobado hoy mismo una visionaria ley de Rehabilitación, Regeneración y Renovación Urbanas que, en la práctica, se materializa en ayudas para renovación de estructuras de construcción residencial y las consiguientes mejoras en gasto de energía para calefacción. El decreto del Gobierno establece ayudas directas del veinte por cien del valor de la obra con el objetivo de mejorar la regeneración energética en fachadas y ventanas de edificios y ofrecer ayudas directas al cambio de calderas con préstamos al euribor cero cuando se sustituya la energía convencional por biomasa o energía eólica.
Vamos a fijarnos más en la rehabilitación de las casas que en la construcción de obra nueva, de la que, según parece, vamos sobrados, se ha dicho el Consejo de Ministros muy ufano por su capacidad de anticipación.


Las dos imágenes corresponden a una vivienda donde se ha empleado carpintería de aluminio de la firma Technal.

Más vale tarde que nunca. Hace más de tres años que la industria y el comercio implicados en la construcción son conscientes de que el mercado de la rehabilitación es el único posible; al menos, durante la próxima década. Si consideramos que una casa no es un coche y por lo tanto no tiene porque sufrir de un proceso de obsolescencia agudo, como cualquier máquina, parece lógico que nos preocupemos en mejorar nuestro hogar antes que en comprar una segunda o tercera residencia. Esta ley, por otra parte, viene de la mano de una destinada a favorecer los alquileres de vivienda a la gente más joven. Otra pequeña alegría para el sector que precisa de movimiento positivo en un sentido u otro.

El proceso de rehabilitación, por fortuna, no se agota en las ventanas y las calderas ‒como cree el Gobierno‒ sino que va mucho más allá y bien puede alcanzar a las cortinas y el menaje de cocina. Ya entendemos que las ayudas no van a llegar tan lejos pero bueno será si se centran en la piel de las casas, que de los órganos ya se encargarán sus propietarios en cuanto puedan, como prolongación coherente de los primeros auxilios.




Cuesta entender cómo no se ha prestado hasta ahora la debida atención a un sector en vías de extenuación, teniendo en cuenta la cantidad de puestos de trabajo que es capaz de mover. No olvidemos que detrás de las ventanas y las fachadas están las casas y, dentro de ellas, los electrodomésticos, los equipos de ocio y comunicación, los sistemas de descanso, higiene y preparación de alimentos, los mil y un elementos que englobamos dentro de la palabra decoración pero que, con más propiedad, deberíamos considerar piezas de la maquinaria invisible de la vida cotidiana.

Nos centramos en las cuestiones estéticas (nosotros, los primeros) pero sin olvidar en ningún momento que las preocupaciones formales de un hogar siempre van ligadas a las puramente funcionales. No hay confort sin tecnología y es bueno recordar que los fabricantes de temas relacionados con el hogar hace mucho tiempo que han puesto el ahorro energético en el punto de mira de sus nuevos diseños. Y ello vale para una persiana tanto como para un grifo o una encimera. Una casa más eficiente es una casa cercana a la autonomía y eso es bueno para todos.

Nos alegramos de esta necesaria y esperanzadora noticia anunciada en una comparecencia de tres ministras mujeres. Vamos a pensar que la visión femenina de un gobierno ensancha las perspectivas y abre los ojos a otras realidades más cotidianas. Bien.

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