Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

lunes, 11 de febrero de 2013

Hàbitat Valencia decide hibernar para curarse el catarro

"De acuerdo con los intereses de sus expositores y visitantes, Feria Valencia ha decidido celebrar Feria Hábitat Valencia, FIMMA y Maderalia del 4 al 7 de febrero de 2014, en coincidencia con Cevisama. Con este cambio Feria Valencia quiere colocar en el calendario de ferias internacionales una oferta única ya que ningún recinto acoge de forma simultánea certámenes del mueble, la iluminación, los textiles para el hogar, los revestimientos cerámicos, mármol, cocina, baño, puertas, ventanas, parquet, suelos laminados… En definitiva, todo aquello que en una vivienda aporta diseño."

Así es. Ha pasado... y es una mala noticia. La feria Hábitat Valencia, después de cambiar de nomenclatura, de equipo directivo, de pabellones, de filosofía de vida y de actitud... ha decidido cambiar de fechas. Todas las razones que expone en el comunicado oficial son buenas y creíbles (es cierto que se crean sinergías, que los visitantes ahorran visitas, que los prescriptores ganan en intensidad, que los expositores mejoran sus expectativas), pero la realidad es que se acoge al paraguas (con agujeros) de la antaño poderosa feria de cerámica para sobrevivir al catarro con complicaciones de neumonía que le aqueja desde hace años. En el aspecto negativo de esta terapia de choque hay que decir que la primavera está cargada de eventos europeos mientras que en setiembre Hábitat reinaba casi en solitario.
Imagen institucional de Hábitat Valencia, ahora exiliada al mes de febrero del 2014 y que deja 2013 sin feria. Tal vez la bianualidad sería un buen remedio para esta gripe.
Las grandes muestras nacionales dedicadas a las artes decorativas llevan años contrayéndose como un agujero negro, comiéndose unas a otras, siguiendo a trancas y barrancas los pasos apresurados de un mercado que no les da tregua y tampoco pistas para entender por dónde va. Desde luego, es difícil entender el futuro de estos sectores pero se diría que los responsables de la Feria de Valencia (ni los de Barcelona, ni los de Madrid) son capaces de olisquear ni de lejos el menor síntoma de cambio estructural. Y, voto a bríos, que el mercado se ha transformado tan poderosamente que no lo reconoce ni su madre. Grandes superficies, cadenas de distribución, comercios boutique, diseño actual, tecnología informática... nada que ver con aquellas patrullas de compradores que visitaban el entrañable e irregular recinto de la Feria del Mueble y por la noche se iban de juerga. 
El Salón NUDE 2012 demostró que algunas cosas sí se hicieron bien en Hábitat Valencia.
Patinazos, unos cuantos... Quién no recuerda aquella entrañable feria denominada Arte en Metal dedicada a la iluminación en una época en que el plástico mandaba. ¿Qué fue de las poderosas ferias Textil Hogar y Cevider, que no se enteraban de nada? Y aquellos directores funcionarios con carnet político que dominaron el cotarro durante años, cuando el parking era de tierra y no había transporte público que uniera Valencia y el recinto ferial. Aquella época en que volver a la ciudad en taxi costaba hora y media de reloj. Cuando para montar un stand tenías que pasar por una de los tres industriales que monopolizaban alegremente el tema. Cuando los gitanos te asaltaban en la puerta. Cuando comer allí dentro era imposible y la falta de hoteles disparó el alquiler de apartamentos cercanos.
La exposición de Jaime Hayon muestra el camino a la seguir a una feria del sector interiorismo.
Lo cierto es que, finalmente, la feria estaba dando señales muy positivas de modernización con manifestaciones tan bien organizadas como el NUDE, la revista digital y de papel, la página web, la reciente distribución de pabellones, el trato profesional a prensa. Se detectaba últimamente un esfuerzo de "aggorniamento" forzoso más basado en el marketing tontorrón que en el análisis profundo de la realidad (con la ayuda de algún estudio de diseño valenciano experto en vender motos envueltas en comunicación agresiva), pero vaya, ganas había. Pero, va y llega la crisis, y se va todo el esfuerzo al garete. Una pena. Sin embargo, me temo que la crisis no lo explica todo. En unos tiempos en que las empresas tienen sus catálogos colgados y actualizados diariamente en Internet, en que los viajes por Europa cuestan cuatro duros y en que alquilar un espacio expositor es más caro que unas vacaciones en el Caribe, nos preguntamos ¿Las ferias tienen sentido?
El conejo de los mercados que persiguen los galgos de las ferias. 
Gran pregunta a la que el tiempo se encargará de contestar con esa tozuda determinación que tiene la realidad de la vida. Mi modesta impresión es que sólo sobrevivirán las ferias que aporten algo más que un rincón en la plaza del pueblo el domingo. Las que sean capaces de articular oferta comercial y cultura, eventos y negocios, encuentros entre profesionales y prensa, entre consumidor final y productores, Las que aporten algo, en suma (y aún así, tengo mis dudas). De cualquier manera, sería reconfortante saber que Hábitat Valencia, además de juntarse con sus hermanas para soportar el frío que se avecina, fuera capaz de hacer un análisis serio del mercado y averiguar qué necesita. En definitiva las ferias de sectores en alza como el de la telefonía móvil, saben perfectamente lo que tienen que hacer. ¿Por qué las nuestras se conforman con correr desesperadas detrás de la liebre?






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