Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

miércoles, 25 de julio de 2012

Una cena íntima en el bosque

Los Premios FAD de Arquitectura, en su edición de este año, han valorado una forma de entender esta actividad para los espacios públicos que supone una declaración de principios. Contra el despilfarro de presupuestos y los alardes estéticos, los proyectos premiados muestran una humildad de planteamiento que les honra, sin renunciar a unos mínimos formales con los que nos identificamos todos.


Tanto el CentroCultural Matadero de Madrid, como el restaurante Tondeluna de Logroño son proyectos realizados con un repertorio limitado de medios, buscando materiales naturales en el entorno de la construcción, atendiendo a las necesidades reales de las personas, investigando en la funcionalidad de los espacios y en nuevas formas de utilización, y desde el respeto a las estructuras originales o a las características del entorno. El Matadero, según el jurado de los FAD, ha sido premiado por el mínimo protagonismo de las intervenciones sobre la estructura industrial preexistente, así como por el rigor y autenticidad (palabra clave) con que se tratan las nuevas funciones del centro cultural sin perder la atmósfera del espacio original.


El restaurante de Logroño, proyecto del tándem Rubén Picado, Mª José de  Blas, estudio madrileño de reconocida trayectoria, aporta un brillante diálogo entre las necesidades de uso y la organización espacial, en un rectángulo de escasas dimensiones, para cocinar y servir,  con medios muy sencillos. Las mesas, sillas, techo, suelo, paredes, el bosque, los cuartos de baño, todo se ha realizado pensando en el impacto cero. El local presenta únicamente seis mesas largas, todas ellas orientadas hacia la cocina vestida de unos irreprochables y asépticos colores blanco y acero. A la espalda de las mesas y frente a la cocina se dibuja en abstracto un bosque, con sus colores que representan las estaciones.


El restaurante busca crear un vínculo entre el comensal y lo que este va a degustar y mostrar sin trampa ni cartón, todo el proceso de elaboración, que se completará o terminará según los casos, en las mesas auxiliares que hay en la cabecera de cada mesa. La función del camarero se confunde con la del cocinero, rompiendo esa barrera que tradicionalmente ha existido. Sala y cocina son un todo, donde unas veces el camarero puede hacer de cocinero y viceversa, sin complejos.


2 comentarios:

  1. Genial,
    empieza el cambio....!
    La valoración de lo simple" y "bien hecho....lo "auténtico!
    La fusión entre la naturalidad, la naturaleza, la verdadera identidad del espacio (No" la manipulada....), la humanidad....sin egos (a mi entender....ya muy pasados de moda....aunque todavía sigan dando el "coñazo....)

    empieza el triunfo" de la simple naturalidad de la excelencia artística humana"....sin etiquetas".... sin egos"!!!!
    Bravo, bravo ...bravo.

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  2. Muy interesante Marcel, materiales naturales, funcionalidad y experiencias memorables en sinergia para los comensales.
    Delicioso!

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