Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

lunes, 6 de febrero de 2012

Las musas del diseño de interiores

La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando, decía Pablo Picasso cuando le preguntaban por el origen de su pintura. Según la mitología griega, las musas eran divinidades que presidían los diferentes tipos de poesía, las artes y la ciencia, con la encomiable misión de soplar al oído de los mortales que se dedicaban a estos menesteres momentos de inspiración,  pequeños arrebatos creativos que eran la fuente de su obra. Con el tiempo, los romanos llegaron a establecer el nombre y la función de hasta nueve musas bien caracterizadas que abarcaban todas las actividades creativas de la época. Los nombres de algunas aún nos resultan familiares: Talía, Clío, Urania…
Tenían su trabajo, desde luego, pero los artistas y científicos de aquellos tiempos eran una élite privilegiada y perezosa que les dejaban holgar durante días en el Olimpo, sin mucho que hacer. Nada comparado con el reto que tienen ante sí ahora mismo que el mundo abunda en personas que se dedican a trabajos relacionados con la creatividad y precisan de sus servicios las veinticuatro horas del día. Pensemos, por poner un ejemplo reciente, en el agotamiento mental que debía padecer la musa de Steve Jobs, desafortunada y merecidamente jubilada, detrás de un tipo que no paraba de pensar a todas horas en el futuro inmediato.
Diremos a los incrédulos que, no solamente existen las musas, sino que su trabajo se ha complicado enormemente para ajustarse al panorama laboral de nuestro mundo. Aunque las más prestigiosas siempre han sido las que se han dedicado a la inspiración artística −teatro, música, pintura, danza−, con la aprobación del plan de Bolonia y la necesaria especialización que ha provocado la difusión del diseño, han aparecido nuevas disciplinas museísticas (no olvidemos que el significado de Museo es “casa de las Musas”), que han llamado la atención de algunas divinidades inquietas y les ha abierto un camino repleto de oportunidades profesionales muy halagüeñas.
Es el caso de las que, por afinidades personales, se dedican a inspirar el mundo de Internet, las nuevas tecnologías, los audiovisuales, el ocio activo o la gastronomía nuclear. Y últimamente hemos podido detectar el esfuerzo ímprobo de musas especializadas en el diseño de interiores, una disciplina que practican con especial finura, elegancia y originalidad en nuestro país, sin duda estimuladas por los efectos salutíferos del magnífico clima y la dieta mediterránea.


Foto de Miles Aldridge del calendario Lavazza 2011

El otro día, sin ir más lejos, estuve en el estudio de un interiorista local renombrado, de esos que aman el minimalismo al máximo. Ya al entrar noté ciertos sutiles cambios ambientales en su espacio y, al preguntar la causa, mi amigo me confesó que desde hacia unas semanas recibía cada mañana la visita de una musa recién graduada y entusiasta que le estaba orientando hacia proyectos de interior más granados, con una luminosidad y colorido nunca vistos. “He descubierto que menos, es menos”, me dijo convencido sin más y me describió a su musa con la alegría de quien sabe que la diosa de la fortuna le mira embelesado. No logré arrancarle el nombre de la preclara divinidad pero me explicó que tiene los ojos verdes y un cabello oscuro que suele apartarse de la cara con una dignidad y sensualidad que, según mi amigo, es una coreografía completa de la belleza inconsciente. Un poema, añadió con la mirada perdida en el vacío.
Sus proyectos han cambiado notablemente y sus clientes se muestran entusiasmados con los resultados. Espacios que emocionan y funcionan a la vez. Tiendas, bares y hoteles que respiran la cotidianeidad de una casa. Casas que rebosan serenidad, silencio, paz. Espacios suspendidos en una pausa que invita al recogimiento. Una musa aplicada, sin duda, la que visita a mi amigo.
Saludamos desde aquí a las esclarecidas diosas que nos tienen que ayudar en los próximos años a salir del lodazal en que nos hemos metido por ignorantes. Las musas del diseño de interiores, si nos sirve de consuelo, ya están trabajando.

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